domingo, 17 de mayo de 2015

Las noches blancas - 2004

El primer post que publicaron en agosto de 2004. Ya por entonces dejan caer que Letizia andaba por ahí tonteando con algunos, aquí comentan las adicciones a sustancias presuntamente cocaína y los fármacos antidepresivos. Se da el primer verano de la recién llegada Letizia Ortiz a Marivent, palacio mallorquín luego de terminar su luna de miel que parecía exclusiva en España pero se pegaron un viaje por varios países que empalmaron con vacaciones
a todo lujo

"LAS NOCHES BLANCAS"

Pilar
2/09/04


Hola a todos, ¿qué tal os va la cosa?. A nosotras nos iba de fábula, encantadas con esa ola de no calor, con ese Verano clemente cuan Otoño que anunciaba sin duda el anticipado Invierno de Su descontento, pero después en Grecia (que, por otro lado, que magnífico país, se siente una como en casa, solo echábamos de menos la gaseosa), la cosa se caldeó, Eolo se empeñó en convencer al indeciso Notos de que diera la nota y el viento del sur hizo subir en bastantes enteros la temperatura ambiente, ya lo creo que subió, por el día traía a los atletas fritos, con la lengua fuera, y por la noche, ay, por la noche...a eso vamos.

Las noches blancas es uno de los primeros relatos cortos que escribió Dostoyevsky, ni con mucho de lo mejor que tiene, según nuestra humildísima opinión, pero recomendable a modo de introducción si alguien esta planeando meterse en más profundidades con la obra de este brutal y apesadumbrado Genio; como nosotras, y salvando las astronómicas distancias, el autor asimila la mortecina claridad crepuscular que se cierne sobre las latitudes boreales durante el estío, el (mal) llamado sol de medianoche, a determinados estados que se adueñan del espíritu de sus protagonistas; no, no es que en La Hellas se haya dado este mismo fenómeno, de hecho allí las noches, aunque embriagadoras, eran tan oscuritas como aquí; sin embargo, podemos atestiguar que congregaban materias lo suficientemente blancas y mortecinas como para que sea lícito establecer la misma comparación, como en seguida podréis apreciar.




Pero cojamos la historia donde la dejamos; ¿por qué la nunca demasiado honrada parejita no se encaminó directamente desde La Española al Peloponeso, por qué tuvieron que volver al punto de partida en Mallorca si acababan de salir de allí, fue quizás para recoger algo que se habían dejado, la funda de las gafas de sol polarizadas de Felipe, la toallita con sus iniciales bordadas a mano que regaló Abu Menchu a Letizia por motivo del 14 de Abril (lectura interactiva, buscad en Internet), por qué, por qué?



 ¿soy yo acaso un cachorro sin dientes para tener que explicar el por qué de cada uno de mis deseos?, hace exclamar el incontenible Kipling a su retoño favorito, Mowgli, la ranita, en El Libro de la Selva; regresaron por la más simple e incuestionable de las razones, porque la princesa así lo quería...(¿representa pues Letizia el advenimiento final del Reino de Zaratustra, era esto lo que se rumiaba Nietzsche cuando sufría aquellas pataletas evangélicas, llegó él a sospechar alguna vez que en el siglo XXI, su tan querido pasado mañana, lo más cercano dentro del escalafón a su imagen del perfecto superhombre sería la ScASL, Supermujer Católica aunque Sobradamente Liberada?). Como ya os comentamos, ella nada tiene contra Palma, siempre que pueda estar a solas con su maridito, ir donde le plazca y hacer lo que le venga en gana sin que nadie, y particularmente ninguna otra hembra de la manada la cuestione, vigile, o pida explicaciones.

Y así, durante esos pocos días, Letizia se mostró mucho más simpática y relajada que con anterioridad y mantuvo largas y apasionantes parrafadas con los más variopintos miembros de la Jet local e internacional, un joven y famoso deportista de élite (de aquí) y un semimadurito multimillonario de muy buen ver (de un país cercano), fueron los que a ratos mejor parecieron sintonizar intelectualmente con la princesa, aunque sin que llegaran a rozarse simas metafísicas realmente trascendentes, el ambiente distendido y la presencia continua de un siempre campechano Príncipe no contribuían a ello, así que por allí anduvieron los tortolitos dándose vueltas de la piscina del yate a la joyería (esta vez, entre otras cosas, perlas), y del Club Náutico a la terraza más fashion del Puerto y tiro porque me toca y me lo pagan, avance diez casillas hasta la marisquería de moda, hasta que llegó finalmente para ambos la hora de embarcarse en cierto crucero de infausto recuerdo, en el que Letizia se abandonó al posesivo abrazo de los alcaloides y protagonizo escenas auténticamente kafkianas, que sólo pasaron desapercibidas gracias al estratosférico nivel de barahunda y desfase que reinaba sobre aquella modélica cáscara de nuez; y allí seguirían aún, si Don Juan Carlos en persona no hubiera tenido que modificar sus planes de vuelo iniciales (Houston, Madrid, Atenas), para pasarse por Palma y, tras una titánica sesión de ruegos y amenazas, como es ya costumbre, convencerles de que le acompañaran al Escenario Olímpico, lugar en el que una laboriosa y sofisticada operación de lavado de imagen para toda la Familia llevaba ya en marcha desde hacía más de una semana.



Por otro lado, la escala en Madrid de JC no fue sólo para repostar, en la reunión con ZP se ha hablado del tema de la abdicación; el Rey está cansado, su salud no es la mejor, y quiere delegar en cuanto tenga ocasión; pero al parecer, (esto no lo tenemos completamente contrastado), tanto El como Zapatero habrían concordado en la idea de que es necesario algo más de tiempo para que las cosas se “asiente”...Majestad, Presidente, mejor que se hagan traer unos sillones y una cerveza de esas que según la tele hay que beberse a cámara lenta, porque, ustedes lo saben, mucho mejor que nosotras, que la cosa se “asiente”...va para largo.




Llegaron pues los tres finalmente a Atenas, y a trancas y barrancas asumieron sus puestos en el libreto, y no lo hicieron mal, dadas las circunstancias, a pesar de las larguísimas caras que se ha visto a cada uno de los miembros del Clan en numerosas ocasiones, y que la prensa explicaba siempre alegando “decepción por la eliminación de España en tal o cual disciplina”. Los abrazos con el chaval que ganó el oro en vela, por contra, no estaban preguionizados, fueron espontáneos, pues se han tratado bastante en diversas regatas, y no olvidemos que JC, a pesar de este cruel mazazo de la fortuna recibido a última hora, ha sido un Rey querido y apreciado por la inmensa mayoría de los españoles (y en lo que a nosotras respecta, y sin que entre en contradicción con nuestra incondicional exigencia de medidas que contemplen de inmediato en fin de la Monarquía, ante su desahuciada situación de actual podredumbre, lo sigue siendo, y, sin perjuicio de que se investigue a fondo si hay algo que investigar, consideramos cobarde e injusto querer hacer gratuitamente leña del árbol caído; con la boda de su hijo, Juan Carlos ha cometido el error de su vida y en su pecado lleva su penitencia, de todas formas, quien sabe...¿no habrá hecho hasta donde haya podido para impedirlo?...ahora, es demasiado tarde). Fue pues, como decimos, espontáneo el abrazo, aunque es cierto que a los de la Operación Menú Familia Feliz les vino el plebeyo achuchón como agua para chocolate.


Los príncipes durante la ceremonia clausura olympics athens 2004


Sin embargo, por las noches, cada uno acampaba a sus anchas, y hacía lo que le daba la Real Gana, y en concreto, en la fiesta que sucedió a la Ceremonia de Clausura, hubo quien dio de nuevo la más sonora campanada; y curiosamente, el esquema de eventos fue muy similar al ocurrido en el yate mallorquín; una vez más Letizia (esta vez sola) se dirigió al WC de señoras y de nuevo, al salir, enfiló frontalmente hacia un grupo de personas, en esta ocasión totalmente desconocidas, un corrillo de asistentes que reunía a varios atletas y diplomáticos menores (más bien administrativos) de la delegación Española en Atenas; ni por razones de previa presentación ni de protocolo procedía que la princesa se uniera a ellos, pero lo hizo, y el personal se volvió a quedar patidifuso; esta vez la situación se prolongó durante casi veinte minutos, durante los cuales Letizia, pálida como la muerte, los pómulos hundidos, los ojos como brasas, ahora gesticulaba desquiciadamente, desfigurando su rostro con lastimosas muecas, luego se quedaba quieta parada, como escuchando voces de otro mundo; el peor momento fue sin duda cuando la princesa insistió en probar todas y cada una de las bebidas de los que la rodeaban, y hasta que no culminó la ronda completa no se quedó tranquila; y también está vez abandonó súbitamente el grupo para dirigirse a la pista de baile, donde realizó otra apoteósica Grand Entrée y, y...

...aquí, nos vemos obligadas a interrumpir nuestro relato para deslizar unas cuantas palabras sobre las drogas, dirigidas en principio a los más jóvenes, pero sólo en principio; nos hacen mucha gracia esos pretendidos savoir faires, esos intelectualillos del vive y deja vivir que tan ligeramente pretenden justificar su ingesta; una de las ocurrencias más “caviladas” con las que nos regalan es la de que siempre las ha habido, que “la Humanidad y las Drogas siempre han ido de la mano a través de la Historia” (sic), vaya hombre, casi nada)...¿acaso las tomaba Pitágoras cuando triangulaba, Miguel Ángel cuando esculpía, Calderón cuando escribía tan bien como soñaba?...¿las tomaban los expedicionarios de Amudsen y Scott cuando se abrían paso hacia el Polo Sur, los cincuenta de Orellana cuando descendían por el Amazonas, los marineros de las tres carabelas?...¿las toman las mujeres que se levantan todos los días a las cinco de la mañana para sacar adelante a sus hijos, los hombres que van al tajo con cuarenta grados a la sombra para echar adelante nuestras carreteras?...cuando esos bocazas hablan de “la Humanidad”...¿a qué humanidad se refieren?...otra perla de su casuística es la de que “cada persona tiene derecho a vivir su vida como quiera”...¿sí? ¿incluso aunque su modus vivendi implique arruinar las de todos los que se interesan por ella?...

Testigos en la fiesta de ‘La Razón’ afirman que Doña Letizia y Belén Esteban fueron juntas al baño. Siete veces.

Por favor, no os equivoquéis, no toméis esta reflexión por la moralina de unas “señoras de edad” que se realizan plenamente asistiendo a una sesión de Cine de Barrio mientras se toman un café con pastas, nosotras, aunque católicas y sentimentales, no nos hemos caído de ningún guindo, sabemos de que va la fiesta, lo que se cuece dentro de la mayoría de las cabecitas, la opresiva sensación de despropósito que habita en las mozas casaderas que no consiguen agenciarse un novio después de tanto fin de semana de sexo de barra, la zozobra de los muchachos que no se comen una rosca porque, (piensan), no saben bailar, y todas esas otras cosas personales e intransferibles que le pasan a cada un@ a cualquier edad, y que no contamos a nadie porque creemos ser los únicos con semejante problema sobre la Tierra; pero el auténtico desengaño de las drogas no es tanto que sean “artificiales” los paraísos que proporcionan, cuanto que no proporcionan ningún paraíso en absoluto; son simplemente substancias adictivas per se, que no aportan nada, que a las pocas veces de tomarlas hay que seguir consumiendo no para elevarse sobre cero, sino simplemente para regresar de nuevo al estado inicial, y unas cuantas dosis después ni eso, como el fumador que se tranquiliza fumando, sabe que es por la necesidad de nicotina por lo que estaba tan nervioso en primer lugar, y esto es por supuesto mucho más esclavizante y destructor con las llamadas “drogas duras” (¿y sabéis por que muchos enganchados no confiesan algo tan evidente?...muy simple, por vergüenza, porque no quieren que se diga de ellos; “vaya, encima de “drogadicto”,...gilipollas (esta vez nos hemos permitido transcribir el taco entero porque la ocasión así lo requiere)”.

En resumen, lo toman todo a cambio de nada, y eso es lo que hay, así que si estáis fastidiados, quedaos así y disfrutad de vuestra pena, que al fin y al cabo siempre ha sido considerada por los ilustrados como un sentimiento más educativo y aristocrático que la alegría, pero no pretendáis remediarlo con tóxicos, a no ser que os guste apagar fuegos con gasolina, en cuyo caso, mirad al yonkie que sube a vuestro vagón de Metro y que instintivamente rehuís para haceros una idea del futuro que seguramente os espera. El mar está bastante encrespado, vemos de un tiempo a esta parte a nuestro alrededor cada vez más gente de mediana edad, bien adentrados en la treintena o incluso en los cuarenta, que de buenas a primeras empiezan a juguetear con algo que nunca había tocado, y emprenden como de broma el camino sin retorno...en determinados ambientes, la presencia de la cocaína se ha vuelto tan inevitable, tan omnipresente, que parece que el sentido primigenio de la Creación fuera su trapicheo; pero, ¿cuándo no ha estado este planeta rebosante de imbéciles?, Dios los cría...

No hay factura que no se presente al cobro, últimamente podemos apreciar en cada portada como ha llegado el momento de rendir cuentas por esos “inspirados” y permisivos “felices 90”, algun@s ya lo han pagado, otr@s en breve lo van a pagar (que conste que ni mucho menos pretendemos situarnos en una posición fustigadora o intransigente, de pecado y penitencia, somos muy conscientes de que nadie es más que nadie y de que no se puede escupir hacia arriba, sabemos que el más justo peca setenta veces siete y nos solidarizamos con los afectados de todo corazón), pero, con todos los buenos deseos del mundo, al final del día, con Dios o sin El, en este Universo no hay más cera que la que arde...

Pero volviendo a Letizia, su apoteosica Grand Entrée tuvo lugar sobre el flanco izquierdo de un inmenso tiarrón, más cuadrado que un armario, que luego supimos era un componente del equipo de triatlón griego (no, no llevaba corona de laurel; recuerda que no eres más que un hombre, les susurraba al oído un esclavo con recomendación a los Césares...recuerda que no eres MENOS que un hombre, les tendrían que bocinar a algunos); estaba claro que ignoraba la identidad de nuestra protagonista, y con una agilidad inesperada en alguien de su tamaño comenzó a rondarla; en un suspiro estaba ya el muchacho lanzado en plan sirtaki, acercando al regio rostro de nuestra princesa su también cuadrada mandíbula, cuando de pronto, surgiendo de una esquina de la pista, cual Caballero Lancelot rampante, apareció Iñaki, quien, arrancando suavemente a Letizia de entre las manos su vaso de Ginebra (Watch out, Archy!), la tomó de la mano y se la llevó a una de las mesas del fondo, donde la hizo sentar (y no, fuera porque reconoció en ese instante a los huidos, o porque pensó que el premio no merecía mucho la pena, el Coloso de Rodas no dijo ni mú).

Ya en la mesa, el honorable rescatador tuvo que recurrir a verdaderos malabarismos para no convertirse entonces en víctima, y justo cuando más arreciaba el acoso, apareció Felipe que, malinterpretando la escena, sin percatarse para nada del psicodélico estado en el que se encontraba su mujercita, dirigió una mirada de fuego a Iñaki y solicitó a Letizia permiso para llevársela del sarao de inmediato, y juntos desaparecieron de vista.

Después, durante el vuelo a Panamá, sueños tan arrítmicos como líquidos, miradas a la yugular y parduscas vomitonas, destinadas a cristalizar en el vacío y precipitarse en forma de lluvia ácida sobre el Atlántico.





Desde entonces la situación sí que se ha convertido en definitivamente irrespirable; en un principio Felipe la tomó con Iñaki, y, aunque la situación se ha aclarado con relativa facilidad, parece que hubiera quedado un cierto resquemor entre ellos; pero el asunto realmente grave es que Letizia y el Heredero protagonizaron al poco de aterrizar una bronca terrible, la primera desde hace mucho tiempo, pues esta vez el príncipe se decidió finalmente a recriminar a su esposa la total falta de sensatez de su comportamiento, y ella primeramente negó, pero como la acción era palmaria (el barco de Mallorca era demasiado pequeño, Felipe supo a la tarde siguiente lo que había hecho su mujercita y, aunque no se atrevió a decirle nada, le pidió que por favor no lo volviese a repetir...veréis, a pesar de todo lo tonto, tonto, tonto, verdaderamente tonto retonto que es nuestro Príncipe, sea por instinto, por un mínimo aprovechamiento de la educación que ha recibido o porque la naturaleza de alguna manera tenía que compensarle, guarda en estos aspectos el buen sentido y nunca se ha aproximado a según que substancias...por ahora), palmaria como decimos, no tuvo más remedio que reconocerlo pero, lejos de tratar de disculparse, se enfureció hasta acceder a un estado de cólera inaudita y poco menos que vino a decir que ella haría lo que le diera la gana...vamos, que el tal Torrijos casi tiene que abrir un canal nuevo para desviar la escandalera...cierto es que a la mañana siguiente, y en apariencia mucho más calmada, la princesa reculó y estuvo de acuerdo con Felipe en que aquel juego era demasiado peligroso, se comprometió a no repetirlo, y se mostró contrita y zalamera a lo largo de la jornada...pero mucho nos tememos que la cosa no sea tan sencilla...sabemos que aquella misma noche, Letizia mantuvo una larga conversación telefónica con una de las dos damas que conoció en el crucero de marras, aunque no tenemos constancia de sobre que temas pudo girar su conversación, o de si desde Atenas ha vuelto a consumir...




El resto de los componentes de la Casa van tirando como pueden, a la Reina se la ve cada día más hundida (aunque no creemos que sepa nada de los últimos acontecimientos), y Cristina e Iñaki tampoco parecen tan cómplices como antes, puede que sea simplemente la desagradable situación general lo que les afecta, definitivamente la vida en Palacio ya no es lo que era....los Duques de Lugo, por supuesto, a su aire. No, esto ya no va a dar mucho más de sí; la princesa está totalmente desatada, habla en voz alta de separación y escándalo en la prensa, a no ser que se acepten todas sus condiciones. ¿Qué cuales son estas?; bueno, ni la misma Letizia parece tenerlo muy claro; ella dice querer continuar como hasta ahora, llevar a buen puerto la empresa, concebir una niña para dar una Heredera al trono de España; pero, por otro lado, sus exigencias son cada día más disparatadas y virulentas; quiere el control total, la autoridad absoluta sobre medios y agendas, y ni aun entonces, con todo eso, se daría quizás por satisfecha...el asunto del (no) embarazo también la quema; lo cierto es que la princesa está harta, hartísima, y ya no es capaz de aguantar en su puesto mucho más, ni siquiera por apropiarse de la gloria Regia. Parece vivir en un estado de continua exaltación, de profundo rechazo a todo y a todos, de patológica inapetencia; es como si ahora que ha conseguido situarse donde quería, todo aquello que tanto le atrajera no le provoque ya más que el aburrimiento y la nausea...¿qué te ocurre, princesa, que echas en falta?...quizás ha descubierto de pronto Letizia lo que cualquier montañero experto le hubiera podido explicar, que cuando asciendes a la cumbre no encuentras en ella más que lo que hayas subido contigo, que después de algunos minutos de fascinación ante la vertiginosa panorámica, nuestra mirada se dirige indefectiblemente de nuevo hacia el valle que alberga el pequeño refugio que tan rápidamente comenzamos a echar en falta. 

Princesa, las cumbres son un bonito lugar al que ascender, pero no un cómodo remanso en el que habitar, son demasiado áridas, demasiado borrascosas, sólo los más duros ermitaños pueden medrar en ellas, y mucho nos tememos que no seas tú de esa clase de personas, que no des la talla...En cuanto a sus sempiterna manía de arrancar de cuajo el brazo a su maridito con tal de apartarlo de los indignos “plumillas” que intentan contaminarles, revelada de nuevo hasta el ridículo en este último viajecito, que contaros, los medios audiovisuales llevan ya meses desechando ocho tomas y media de cada diez. Y a todo esto, desde Méjico, rumores cada vez más insistentes de que algo muy gordo, referido a una antigua colaboración audiovisual erótica de Letizia en dicho país, estaría por salir, y eso a pesar de la furibunda represión mediática organizada por Fox con respecto al tema. En resumen, ¿acabará en pocos meses, incluso antes de lo que esperábamos, aquello que todos sabíamos que en ningún caso podría sostenerse más allá de algunos años?. That’s the question, de momento, la midsummer night`s nightmare continua...


Presidente vicente fox


Algun@s os habréis percatado de que últimamente nos crecen las referencias Shakespearianas como...¿trufas?. En realidad, existe un buen un motivo para ello. No hemos podido evitar caer en la cuenta (y no porque seamos particularmente expertas en la materia, que más quisiéramos; tanto por motivos de tiempo como de limitaciones idiomáticas y de alcance intelectual, nuestro conocimiento de la obra del Bardo de Stradford upon Avon es de lo más somero, apenas si hemos arañado la capa más externa de su cebolla, solo por llegar más lejos en este tema estaríamos dispuestas a reengancharnos en alguna Rueda de la Existencia budista, pero a estas alturas y después de rezar tanto Padrenuestro, ya no sabemos si va a poder ser...), caer en la cuenta, como decimos, de que la situación actual en Zarzuela se adapta, como la cabeza al sombrero, a cualquiera de las más clásicas tragedias urdidas por el genial Autor; veréis, dichas obras responden generalmente, según los estudiosos, a un esquema común, que es el siguiente; a una situación de equilibrio inicial, representada por el respeto a unas leyes establecidas de forma responsable y coherente por la naturaleza y la sociedad humana, sucede súbitamente la brusca irrupción, sin más justificación que el abrazo, por parte de uno o varios personajes centrales de la obra, de una pasión insana (normalmente ambición, ansia de poder, enfermizos celos, amor contra natura...), del Caos, cónyuge legítimo de La Noche; a veces algún carácter, el mismo culpable u otro cercano, trata de descargar responsabilidad en Los Hados (pues más o menos como pasa ahora, cuando algún golfo se va de picos pardos y luego viene contándole a la parienta aquello de que ha sufrido un repentino episodio de “adicción al sexo”), pero por boca de otro personaje rebate Shakespeare esta tesis de inmediato, con frases al estilo de “La culpa, querido Bruto, no está en las estrellas, sino en nosotros mismos”, y similares; a partir de aquí la cosa se complica, sube la tensión y se desatan los truenos, y el enredo va a más hasta que empiezan a caer todos como chinches, ya que el equilibrio original puede solamente ser reestablecido tras el pago de un elevadísimo tributo en sangre al Caos a través de su Hijo, El Destino (que si no en inductor, si que se constituye en “cobrador”, en cierto modo la moraleja final que de tan sofisticada forma se transmite viene a ser algo así como “arrepiéntete antes de pecar”, o “el que la hace, la paga” ).

En la escena final, de los protagonistas no queda ni el Tato, nunca como en el Teatro Isabelino se hace más patente aquella frase de que muere hasta el apuntador, quizás el dicho se inventó entonces. Pero en todo caso, ¿qué nos decís? ¿no tenemos aquí todos los elementos necesarios para montar la carpa?; un Príncipe Simple arrastrado por sus Bajas Pasiones, una Mujer Desequilibrada Enferma de Ambición, un Rey Debilitado y Ausente, una Reina Abandonada, los Duques Distanciados (buena trama secundaria), la Abuela Iniciada (Hécate, oposita para Auxiliar de Caja), el Amante Ultramarino, la Atlética Tentación, el Pueblo Burlado, Mentiras, Codicia, Avidez, Deseo, Pretensión...un Vientre Seco que busca florecer bajo pactos oscuros, y como fondo, el destino de un Estado fragmentado que pende incierto de la balanza. ¿Anticuado, novelero, medieval?. Hasta hace poco teníamos una Monarquía del Medioevo para una Democracia del Medioevo, con sus Caudillos Tribales, sus Autonómicos Barones, sus Reinos de Taifas, y ahora...ahora no tenemos nada, después de La Farsa, todo lo que nos ha quedado es un teatro de sombras, los escombros de un calcinado escenario en el que dos vacuos títeres son artificialmente mantenidos, para mayor gloria y beneficio de una pequeña oligarquía de bien apalancados crápulas...saquemos pues partido dramático a la situación, tenemos pícaros pregoneros, intrigantes cardenales, licenciosas damas...añádanse varios puñados de cortesanos al gusto, una cucharadita de postre colmada de bufones, que tampoco nos han de faltar, a legión los de dulce, mucho más escasos, pero certeros, los amargos...en cuanto a la sangre, que duda cabe de que también aquí habrá de correr en abundancia (nosotras hablamos, por supuesto, de sangre simbólica, política, no Real, somos muy conscientes de que “estos” tiempos son “otros”, y nuestro talante está tan impregnado de buen rollito como el que más)...en fin, que argumento, haberlo, hazlo; por supuesto que cualquiera de nuestros Grandes vernáculos podría niquelarlo tan bien como Su Bardo, pero claro, aquí tendrían que ir colgando cada capítulo en algún foro “loco” de Internet de forma anónima, mientras que en la Pérfida Albión no habrá mayor problema en cobrar los royalties, allí para estas fantasías tienen más manga ancha...ahora que ya hemos dado la idea, dejamos a “los profesionales” la tarea de identificar y contrastar los diversos personajes y el conjunto de la trama (es de suponer que si nosotras, simples aficionadas, lo hemos visto tan claro, a alguno de esos papanatas tiene que habérsele ocurrido, alguien tiene que haber que piense, aunque sean muy pocos, pero claro, habrán preferido callarse como p...; pero ya veréis como dentro de unos días un@ de los menos agraciados descubre la pólvora y comienza a hacer comparaciones en este sentido), y que nos expliquen quien es quien, ¿Otelos? ¿Lady Macbeths? ¿Flagstaffs? ¿Brutos? ¿Cordelias?, buscadlos, buscadlos, que haberlos...los habrá, los más “respetuosos” siempre pueden acudir a la escena del balcón de Romeo y Julieta, a ser declamada esta vez en el ventanuco que da a las corralizas en la Fortaleza Asturiana de la Sanadora Buena del Norte, la imprescindible abu Menchu. ¿Acaso no acumula ya cierta experiencia nuestra futura Reina en el siempre emocionante universo de la farándula?. ¡Break your leg! ¡Mucha mierda! ¡Qué se alce el telón, Let’s get started!, y lo que nos vamos a reír y a espantar, entre escena y escena.

Bueno, Hasta aquí hemos llegado. Un saludo a todos, hasta la próxima.


PILAR"


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