jueves, 4 de junio de 2015

La nueva Leti- 2004

20/09/04
¿Qué se puede esperar pues de lo que se nos viene encima, del momento en el que el “prìncipe mejor preparado de Europa” finalmente sustituya a su padre?...obviamente, si decimos que nada bueno, nos daréis el premio Planeta de los perogrullos, pero no os fiéis, no os fiéis, que quizás el quórum no sea tan universal, ni tan evidente. Voy a tratar de explicarme. ¿Qué es lo primero que requieren las naturalezas cortesanas?. Una Corte. ¿Por qué existen estas naturalezas, obedecen a una necesidad congénita de trapichear con su dignidad y arrastrarse delante de otro ser humano?. 


Negativo; lo que buscan es medrar a costa del ensalzado, alguien que por cualesquiera sea la causa posee entre sus atributos la facultad de proporcionarles una atalaya a la que encaramarse, una escalinata por la que trepar. Es decir, el cortesano no se subordina a su agasajado, sino que pretende manipularle en su beneficio, dirigir los rayos del poder de tal forma que iluminen su own private panel solar, en resumen, arrimar el ascua a su sardina. Lógicamente, a más simpleza de la figura emisora de radiaciones, de la “estrella”, más oportunidades para los cuerpos oscuros que con dicha intención la orbitan, y también, por supuesto, más planetas en el sistema, y por ende más competencia. 

Nos cuentan que JC ha sido un Rey sin Corte, y hasta cierto punto, tienen razón; varios factores han confluido para producir este resultado. Primero, con el actual Monarca la cosa partió de cero, en la Transición, los aguiluchos de antaño debían convertirse en tierra negra para que pudiera iniciarse el acto siguiente, con lo cual Juan Carlos no heredó los cortesanos de su padre, (madre), como suele ocurrir. Segundo, este Rey, criado en el exilio, sabía de que iba la fiesta, al menos lo sabía mucho mejor que su hijo; la dureza de las condiciones que afrontó en su educación, los internados en países extraños, los desplantes y humillaciones sufridos, las jugadas e intrigas que se montaba a su costa el ex dictador, la incertidumbre de su destino, forjaron un carácter mucho más sólido y despierto. Sin ser un genio, ha tenido siempre un olfato instintivo para intuir de que lado soplaba el viento, y eso, unido al natural respeto que ha inspirado su persona, más quizás por el simbolismo regeneracionista que representaba que por sus propios méritos, ha dado como resultado que de los buitres que revoloteaban a su alrededor nadie se haya atrevido a pasar de cierto punto, y que haya habido entre la figura central y sus satélites una suerte de pacto tácito, hasta aquí podemos llegar, es bueno para mí, es bueno para ti, pero cada uno en su sitio. Y así vemos como, si es cierto lo que nos han contado, cuando alguien quiso sobrepasar el límite, tómese un Super Hombre del ala Fenicia estilo Mario Conde, Napoleón con brillantina, no le quedo más remedio que intentarlo de soslayo y por las malas, y fracasó estrepitosamente, ya que el resto de los participantes no estaba por la labor. Pero esto no quiere decir que, desde hace años, los eternos Richelieus de nuestro Estado, como los de cualquier otro, no ambicionen, afilen los dientes, y esperen. ¿Qué quiénes son estos Richelieus?; con carácter universal, y en tiempos modernos, ricachones con inquietudes; empresarios supranacionales, magnates mediáticos del tomorrow never dies, burguesotes con sueños divinos.

 ¿Y a qué esperaban los nuestros?; 

pues evidentemente, a la sucesión en la Corona, que les ponía en bandeja un besugo de natación tan lenta que los tiburones no tendrían ni que hincarle el diente, bastaría que le llevaran al lugar indicado en la pecera. En efecto, Felipe es demasiado simple para oír el zumbido de las moscardas, y aún oyéndolo, tendría preocupaciones más inmediatas que atender; la rubia de turno, el viaje a San Martín (St. Marteen para iniciados), el torneo de vela...no había pues más que ir tomando posiciones para cuanto se diera el pistoletazo inicial de salida. Y en esas que el muchacho hace de su capa rojigualda un sayo y se nos casa con Letizia. ¡Horror, nuestro gozo en un pozo!. En el mejor de los casos, la neoprincesa, plebeya, divorciada, ególatra, exigente, arrogante y lo bastante ignorante como para auto-imaginarse a si misma una amazona en la unidad de desatino en lo Universal con una misión que cumplir, añade un componente de alarmante inestabilidad y caos a la ecuación. Y lo que es peor, el pueblo, fastidiado pero contento, deja de ser súbitamente una constante para constituirse en otro factor de riesgo.


La boda es una locura, pero todo ocurre tan rápido, la actitud del rebelde sin causa es tan radical y desafiante, que no hay más remedio que tragar; o eso, o se viene abajo todo el chiringuito. Y consumado el hecho, hay que asegurar la lealtad del vulgo, que el suelo no se mueva bajo nuestros pies, las incómodas y puntillosas masas plebeyas son sin embargo imprescindibles para poner la máquina en marcha cada mañana. 



En cuanto a ti, Letizia, no te tragamos, nos caes gorda (¿comprendes ahora el por qué de tanta cara de pocos amigos que te vas encontrando por ahí, princesa?...de nada), pero ya es demasiado tarde para dar marcha atrás, la suerte está echada; con el tiempo, este periquito sabelotodo aprenderá a quedarse calladita en su lugar mientras nosotros manejamos el cotarro. Pero, como era de prever, la situación era demasiado absurda para funcionar, comenzó haciendo agua desde antes del primer día, y reventará (bueno, ha reventado ya), porque la princesa no sólo no calla, sino que va a peor; ella, tan acostumbrada siempre a ser centro de atención y controlar las piezas del tablero, se encuentra de pronto arrinconada, condescendida, en una palabra, despreciada, y aunque sea incapaz de analizar intelectualmente el trasfondo de la situación, su “intuiciòn femenina” y su orgullo vejado así se lo indican, no la quiere nadie, ella está para sonreír, parir y callar, y a cambio puede gastar todo el dinerito que quiera, pero por favor, señorita, no pretenda usted meterse donde no la llaman, déjenos manejar a su maridito en paz, los partidos políticos se alternan, pero la Corona, como Institución, siempre está bien arriba, lugar donde debe uno colocarse para conseguir ciertas concesiones de explotación, terrenos urbanizables, conexiones bancarias internacionales (vamos, que no somos Onassis, pero os haréis una idea, ¿no?). 

La primera fue en toda la frente, Felipe era partidario de “modificar la Constituciòn para permitir herederas hembra”. Cállate, monín. Cállate, maja; el feminismo lo dejas para justificar tu pasado de vanguardia, no vuelvas a hacer meter la pata al muchacho, cállate que calladita estás mucho más guapa; el “feminismo” y el “machismo” son abstracciones que no funcionan a ciertos niveles, pues como norma general en este Universo no existe más ley que la de la fuerza, y cada uno la ejerce a su manera, con las herramientas que la naturaleza le ha dado, y en esos niveles, donde todo vale, la mujer que quiera triunfar no debe pretender contar con el apoyo de las de su género (que por otra parte, pocas veces disfruta una mujer, en cualquier ámbito), sino que tiene que apañárselas solita, ir por libre.


Y en ese ponzoñoso ambiente de pesos pesados en ambición y falta de escrúpulos, (en el que por supuesto, también hay hembras, aunque sean las menos, ”haberlas haylas”, y recurrirán igualmente a sus encantos femeninos como a sus “pelotas”, (con perdón), cuando la situación lo requiera, porque este tipo de mujeres suelen aplicar todos los “ismos” según convenga, pero no son dadas a teorizar, por lo que nunca las oiréis pontificar sobre “el feminismo”, en ese ambiente tu no estás a la altura, no pintas nada. 

Pero esto Letizia no puede por supuesto asumirlo, y viendo que se le niega su natural papel de ideóloga y vedette del equipo, se lanza a la pataleta provocadora; de ahí los hocicos, las broncas, las escapadas, los pulsos a doble o nada y los “viajes” a la desesperada; se sabe una pieza importante, cuenta con su maridito y el escándalo a evitar, y no está dispuesta a claudicar sin dar batalla. Sin embargo, como os decimos, está jugando la Champions League, mucho más dura que las divisiones de ascenso a las que estaba acostumbrada, y acusa (mucho, muchísimo), el esfuerzo. Y puede quebrarse, de hecho en buena medida está ya quebrada, harta, vacía, desengañada, vislumbrando por vez primera en su vida ciertas complejidades del mundo que nunca había sospechado. ¿Y ahora, como reaccionará?. ¿Decidirá intentar amoldarse al puesto que se le ofrece, o lo mandará todo a hacer gárgaras?. ¿O se empeñará en continuar la lucha, con todas las consecuencias que esto implica?. Esta tercera vía abre expectativas escalofriantes; no somos dadas a creer en teorías conspiratorias, nos resulta imposible creer por ejemplo que lo de Lady D no fuera un accidente, no nos convencen para nada esas tesis malpensadas del “heredero àrabe” (¿pero que heredero ni que puñetas, si esa criatura, de haber nacido, no tendría acceso al trono de ninguna manera?), o la idea de que un padre, por muy azul que sea su sangre, pueda disponer de la vida de la madre de sus hijos. Sin embargo, una cosa si tenemos clara; un divorcio del actual Príncipe de Asturias es impensable, lo echaría todo a rodar. Llegados a lo último, mejor un Rey...viudo. Pero bueno, tal vez especular sobre esta tercera vía esté hoy por hoy aún fuera de lugar, y esperemos que así continúe. Lo cierto es que el presente está que arde, y el futuro lleno de nubarrones...

¿Y nosotros?. ¿Y ...”el pueblo llano”? Pues ya lo veis, si esta piel de toro no tenía bastante con el perpetuo chirrido de las fuerzas centrífugas (o centrípetas, sobre estas realidades debemos buscar el consenso, no el enfrentamiento), necesitaremos ahora también ponderar y combatir (sufrir) las arteras conjuras de los carroñeros de Lo Eterno, the enemy within. En el mejor de los casos, un rey débil y tarambanas favorecerá como señalamos toda clase de maquinaciones y chanchullos en los altos estamentos, lo que no será en absoluto positivo para la tranquilidad y el aumento de la inflación a nivel de calle. El sistema de alternancia de partidos, sin ser perfecto, permite al menos una higienización parcial de los pozos del poder, pero una Institución omnímoda, permanente y anti-democrática como la Monarquía será el perfecto caldo de cultivo para quistes e infecciones generalizadas, y de lo más purulento. En resumen, aunque hay que agradecer históricamente a los Borbones su colaboración en la etapa de Transición, es hora de moverse hacia delante. Pero por supuesto, esto no interesa a los magnates mediáticos arriba mencionados, que de acuerdo con su propia agenda, y no con la de ningún Elegido del Cielo, están obligados a vendernos este circo como mejor puedan para que sus sueños forrados de armiño no se diluyan en la sombra. Un pan como unas tortas, ya veremos. Un saludo a todos, hasta la próxima.

PD Letizia, lee este post con atención, puede serte muy útil para comprender y lidiar con muchos de los acontecimientos que irán surgiendo en tu vida futura. Y nunca cierres los dos ojos al mismo tiempo. 

Un saludo.


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